Razonamiento verbal

  • Ejercicio

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Instrucciones: Responde las siguientes preguntas.

  • Lea el texto y responda.

    Ilíada


    Dijo, y, blandiéndola, arrojó la pica, de luenga sombra.

    Y el esclarecido Héctor la vio venir de frente y la esquivó,

    pues previó la dirección y se agachó; y la broncínea pica pasó volando por encima y se clavó en el suelo. Palas Atenea la sacó
    y se la devolvió a Aquiles sin que Héctor, pastor de huestes,

    lo notara. Y Héctor dijo al intachable Pelida:

    «¡Has errado, Aquiles, semejante a los dioses!

    ¡No conocías gracias a Zeus sino contra lo que afirmabas! No has resultado ser más que un charlatán y un embustero

    que quería asustarme para hacerme olvidar la furia y el coraje.

    No será por la espalda y huyendo como me clavarás la pica;

    ¡en el pecho, según vaya furioso en derechura, húndemela,

    si es que el dios te lo ha otorgado! Mas esquiva mi pica

    broncínea primero: ¡ojalá se te meta entera en el cuerpo!

    La guerra se volvería más liviana para los troyanos

    con tu muerte, pues eres para ellos la peor calamidad.»



    Homero

    ¿Cuál es la postura de la diosa Palas en la batalla?

  • Lea el poema y responda.

    Soneto


    Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba
    como en tu rostro y tus acciones vía
    que con palabras no te persuadía,
    que el corazón me vieses deseaba;
    Y amor, que mis intentos ayudaba,
    venció lo que imposible parecía,
    pues entre el llanto, que el dolor vertía,
    el corazón deshecho destilaba.
    Baste ya de rigores, mi bien, baste;
    no te atormenten más celos tiranos,
    ni el vil recelo tu quietud contraste
    con sombras necias, con indicios vanos,
    pues ya en líquido humor viste y tocaste
    mi corazón deshecho entre tus manos.


    Sor Juana Inés de la Cruz


    ¿Cuál es la actitud del interlocutor a quien se dirige el poema?

  • Lea el poema y responda.


    Soneto


    Miré los muros de la patria mía,
    si un tiempo fuertes ya desmoronados,
    de la carrera de la edad cansados,
    por quien caduca ya su valentía.
    Salime al campo. Vi que el sol bebía
    los arroyos del hielo desatados,
    y del monte quejosos los ganados,
    que con sombras hurtó su luz al día.
    Entré en mi casa. Vi que, amancillada,
    de anciana habitación era despojos;
    mi báculo, más corvo y menos fuerte.
    Vencida de la edad sentí mi espada,
    y no hallé cosa en que poner los ojos
    que no fuese recuerdo de la muerte.


    Francisco de Quevedo


    ¿Cómo califica el poeta a su patria?

  • Ordene la secuencia de acontecimientos.


    1. Una “hechicera” más es la francesa Sophie Germain, quien decidió conocer los secretos de las matemáticas. Sin poder inscribirse en la escuela Politécnica de París (reservada sólo para hombres), obtenía los apuntes de sus amigos y entregaba trabajos con seudónimo masculino.
    2. Basta con leer la vida de Hipatia, quien es recordada por sus comentarios sobre la obra de Arquímedes y por haber reemplazado a su padre en su cátedra en la escuela de Alejandría. Por su osadía tuvo una vida seguramente fascinante pero también trágica: fue acusada de clarividente, martirizada y asesinada por un grupo de monjes cristianos.
    3. Acusadas por hechiceras, brujas y usurpadoras, pasaron a la historia por sus aportaciones pero también por haberse atrevido a incursionar en una ciencia que se consideraba exclusiva para hombres. Aquí algunos ejemplos.
    4. Siglos después, en el XVIII, María Gaetana Agnesi tuvo mejor suerte, aunque fue conocida como la bruja o hechicera de Agnesi. Distinguida lingüista, filósofa y matemática milanesa, su libro, Instituzioni Analithe, se tradujo a varios idiomas y se usó en los principales centros europeos de enseñanza.

  • Ordene la secuencia de los acontecimientos.

    1. Albert Einstein murió a los 76 años por causa de un aneurisma cerebral que estalló en abril de 1955. Este padecimiento consiste en el debilitamiento de las paredes de un vaso sanguíneo (vena o arteria), que se ensancha conforme bombea la sangre y finalmente estalla, causando una hemorragia que, en muchos casos, es mortal.
    2. Cuenta la historia que de manera previsora Albert Einstein había solicitado a su amigo, el doctor Harry Zimmerman, que su cuerpo se trasladara al Hospital de Princeton, Nueva Jersey, donde el propio Zimmerman se haría cargo de la autopsia y la incineración del cadáver. El médico, sin embargo, se sintió tan triste por la muerte de su amigo que pidió el apoyo de su colega Thomas Harvey.
    3. Lo que pocos sabían era que Harvey había cortado el cerebro en 240 pedazos en forma de dados, supuestamente para realizar estudios microscópicos. Sin tener conocimiento de ello algunos miembros de la comunidad científica se reunieron con Harvey, pero éste se negó a compartir el cerebro y fue despedido del hospital.
    4. Mientras realizaba la autopsia del cuerpo y a pesar de que no contaba con un permiso explícito por parte de la familia, Harvey decidió sustraer el cerebro del genio; lo midió con un compás, lo fotografió desde todos los ángulos posibles y lo sumergió en formol. Después, se fue tranquilamente a su casa con el cerebro de Einstein en dos frascos.
    5. Como podemos suponer, no pasó mucho tiempo antes de que estallara un escándalo en la familia Einstein y en la comunidad científica mundial. Se cuenta incluso que los herederos del gran genio se enteraron del asunto cuando leyeron la primera página de los periódicos que el cuerpo había sido cremado sin el cerebro.